Creamos ASISPER en 1994, pensando en la necesidad que estaban teniendo las personas de Salto en ese momento, y en cómo poder ayudarlas.

Tenían que afrontar diferentes desafíos con la internación de un familiar:

• Operativos: pasaban la noche en vela, teniendo que ir a trabajar al día siguiente.
• Económicos: lo costoso que resultaba contratar a alguien, sin la seguridad de que contara con la capacitación necesaria.

Por eso quisimos proponer algo diferente.

Reacondicionamos un local de la vieja fábrica de Ribeiro para que pudieran acercarse y conocernos, dejando atrás la respuesta “no gracias, ya tengo centro médico”, y apostamos por la capacitación del personal.

En 1997 abrimos las puertas de nuestra actual casa ubicada en Larrañaga 46, pensando en los 13.500 adultos mayores que vivían en ese entonces en Salto. Pero con el paso del tiempo y con los beneficios que comenzamos a ofrecer, transformamos nuestra propuesta y llegamos a personas de diferentes edades.

Hoy logramos, además de dar tranquilidad y acompañamiento frente a una enfermedad, el gran plus de que nuestros socios y socias puedan disfrutar de otro tipo de actividades y privilegios en un contexto social de comunidad.

“Yo soy socio de Asisper, porque usando los descuentos y beneficios, la cuota me sale gratis”, fue una frase que nos dio la certeza que estaban interpretando claramente el objetivo de nuestro trabajo de tantos años.